Culpable: Spike Jonze, alias de Adam Spiegel (en la foto, con el peludo prota de la peli). Supuesto heredero de una familia millonaria (él lo niega). 39 años. Especialista en videoclips, skateboard y filmes que se meten en la cabeza de la gente (Cómo ser John Malkovich y Adaptation). Sin hijos, pero con parejas sonadas: Sofia Coppola o, ahora, Michelle Williams.
Travesura: Adaptar el cuento de Maurice Sendak que su madre le leía antes de dormir sobre las emociones salvajes que uno siente de niño. Y transformar esas 10 líneas y sus dibujos en 98 minutos de desmembramientos y canibalismo.
Contaminaciones: Con 11 años, su película preferida era El mundo según Garp (la escena de la felación incluida).
Su disculpa: "Lo que quiero es hacer una película experimental que te haga sentir como yo me sentía de niño", resume de sus Muppets gruñones, hechos con una mezcla de hombres con traje y animación digital para el rostro.
Destrozos: 80 millones de dólares que milagrosamente dieron 32,7 millones de dólares en el fin de semana de su estreno en EE UU. Eso sí, sólo un 43% de los espectadores eran familias.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 18 de diciembre de 2009