Las ayudas estatales al cine son discutibles, pero en cualquier caso deberían fomentar la calidad. Una forma de lograrlo sería aplicando la subvención al espectador, de manera que si vas a ver una película extranjera pagas la entrada completa (por ejemplo, nueve euros), pero si vas a ver una española pagas menos (digamos, seis euros). El Estado abona la diferencia (tres euros) y además un premio de un euro. Este mecanismo se llama retroalimentación y se utiliza en multitud de dispositivos mecánicos desde la época de la máquina de vapor.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 26 de diciembre de 2009