El presidente de la Generalitat, José Montilla, ha tomado las riendas de la Ley de Veguerías. La dificultad para consensuar la nueva división territorial de Cataluña ha llevado al jefe del Ejecutivo catalán en persona y no al consejero de Gobernación, Jordi Ausàs (ERC), a intentar desencallar un proyecto que tiene revolucionados a los alcaldes de todos los colores y que técnica y jurídicamente es muy complejo: transformar las cuatro provincias en siete veguerías.
El lío es tal que el Gobierno ha aplazado sin fecha la aprobación de la norma. "El Gobierno no lo tiene parado, pero no se aprobará hasta que no esté suficientemente maduro y el president decida incluirlo en el orden del día", respondió ayer el consejero de Política Territorial, Joaquim Nadal, tras la reunión semanal del Ejecutivo catalán.
Habrá que echar mucha agua fría, si se atiende a las miles de alegaciones que ha recibido el proyecto. Sólo procedentes de Tarragona hay entre tres y cuatro mil. Todas ellas piden que la capitalidad sea para Tarragona, en lugar de compartida con Reus.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 6 de enero de 2010