Pese al fallido intento de diciembre, la impresión en el seno del Consejo General del Poder Judicial es que la elección del nuevo presidente del Tribunal Superior vasco no se retrasará demasiado, aunque nadie se atreve a apostar en qué dirección será. Pesa mucho el deseo de evitar el espectáculo de tener que recurrir a un tercer proceso de votación por falta de acuerdo, pero también el de acabar con un año de demora en la designación, bajo la sombra de la intromisión política.
La decisión podría tomarse en el pleno que el CGPJ celebrará el día 28 de este mismo mes. En él debe abordarse igualmente la presidencia de otros tribunales autonómicos y la cobertura de varias vacantes en las salas del Tribunal Supremo.
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Las negociaciones están siendo arduas entre las dos grandes corrientes del Poder Judicial y han provocado repetidos vuelcos en la búsqueda de una persona de consenso. Según fuentes de la judicatura, Jaime Tapia puede verse beneficiado con las transacciones que van a tener que hacer los vocales de la APM y de JpD. Ya fue el candidato más apoyado en el primer proceso de marzo, con los once votos de los vocales progresistas y nacionalistas, pero se quedó a dos de los trece que hacen falta para la designación.
Esta vez en proceso, añaden, puede estar "más encaminado". Parte del sector conservador estaría dispuesto a ceder a cambio de contraprestaciones en las otras designaciones que entran en juego. Pero nada es seguro, a tenor de lo presenciado hasta ahora. Quedan dos retos por delante. El primero es que la presidencia se someta finalmente a votación el próximo día 28. Y el segundo, y más difícil, que un candidato obtenga el apoyo de trece de los veinte vocales del Consejo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 7 de enero de 2010