Jeffrey Lee Pierce, fundador de The Gun Club, fue un pionero. Estadounidense de 1957, Pierce descubrió que el punk era el hermano del blues del delta del Misisipi que huyó a la ciudad. Ya contaba historias de hombres arruinados por mujeres de mala vida, predicadores y sangre cuando Nick Cave era un punkito de Melbourne y a Mark Lanegan no le había cambiado la voz. Murió en 1996, a los 38 años, dejando un obituario de pocas líneas. Olvidado, pero una deidad menor para decenas de bandas. Hoy, amigos y admiradores convierten una cruda casete con 10 temas inéditos encontrada en el ático de un colaborador en un magnífico y sentido disco homenaje. Están Cave y Lanegan, por supuesto, pero también Lydia Lunch, Debbie Harry, The Sadies o Raveonettes Casi una invocación.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 15 de enero de 2010