La decisión del Ayuntamiento de Vic de negar el empadronamiento a los inmigrantes sin papeles nos presenta y enfrenta a una categoría nueva: los inmigrantes alegales, aquellos a los que se priva de lo que es prescrito por la ley y conforme a ella. Vagarían en la nada jurídica. Sin derechos ni deberes, clandestinos. Sin posibilidad ni obligación de escolarizar a sus hijos. Negado su acceso a la tutela sanitaria pública, supondrían un claro peligro, ya que la salud de uno es también la salud de todos. Eso sin olvidar la traición a los sentimientos humanos que escritos en mayúscula hacen mejores a los pueblos: Fraternidad y Solidaridad.
Esta medida, además de injusta e ilegal, es claramente irresponsable.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 18 de enero de 2010