Contrariamente a lo que afirma el consejero de la Generalitat de Catalunya, en Holanda y otros países citados por él no se hace el doblaje de las películas extranjeras, salvo el de aquellas de notorio éxito destinadas al público infantil y en las condiciones de calidad exigidas por las casas productoras. Todas las demás son en versión original subtitulada a cargo de agencias privadas de traducción. Acaso así se explique el tan cacareado poliglotismo de los neerlandeses.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 19 de enero de 2010