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Soler acusa a la Hispalense de favorecer a los tramposos

El consejero de Innovación, Martín Soler, máximo responsable de las universidades andaluzas, irrumpió ayer de forma brusca en una decisión interna de la Hispalense, que ha aprobado la posibilidad de que los alumnos sorprendidos copiando puedan terminar el examen. Soler piensa que esta simple opción (el profesor puede decidir expulsar al alumno si perturba el desarrollo del examen) es una prueba de que la Hispalense "favorece a los que hacen trampas y no la autoridad del profesor".

El consejo de gobierno de la Universidad de Sevilla aprobó por unanimidad en septiembre este nuevo marco jurídico que busca dar más garantías al alumnado. Según declaró ayer Soler a la agencia Efe, "se puede garantizar el derecho de los estudiantes de otra forma". "No debe confundirse democracia con anarquía", dijo el consejero. Por su parte, el ministro de Educación, Ángel Gabilondo, no quiso valorar una decisión enmarcada en el "autogobierno y autonomía" de las universidades.

Sorpresa

Los responsables de la Hispalense se mostraron ayer sorprendidos por las declaraciones de Soler, aunque rehusaron contestarle. Respecto a la posibilidad de reformar la normativa de evaluación y calificación, parece que no hay nada decidido. Este reglamento fue aprobado primero en el claustro y luego en el consejo de gobierno, donde están representados profesores, alumnos y personal administrativo. "Los reglamentos se cambian cuando no funcionan, pero éste ni siquiera lo hemos estrenado", señaló la Universidad de Sevilla.

Hasta este momento no existía una norma en la que se detallara lo que debía hacer el profesor en el caso de que sorprendiera a un alumno copiando. La "práctica habitual" era que se pudiera expulsar al estudiante si se le encontraba una chuleta. Otro asunto era si se le sorprendía hablando. Algunos docentes separaban a los alumnos y otros los expulsaban.

La nueva normativa establece que el docente podrá retener "cualquier objeto material involucrado en una incidencia", es decir, la chuleta. Además, los docentes podrán seguir expulsando al alumno si con su conducta interfiere en el "normal desarrollo del examen". En caso de discrepancias entre el estudiante y el docente, una comisión será la que decida qué hacer.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 20 de enero de 2010