La derrota en las urnas de la candidata demócrata a ocupar el escaño del fallecido Edward Kennedy en el Senado de Estados Unidos supone un durísimo golpe para el proyecto político del presidente Barack Obama, que ayer cumplía su primer año en la Casa Blanca. La victoria republicana en ese Estado, feudo tradicional y hasta ahora inexpugnable de la familia más conocida del país, representa una amenaza para la aprobación de la reforma sanitaria y obligará al presidente a replantearse su estrategia política.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 21 de enero de 2010