La edición de Fitur 2010 pasará a la historia posiblemente más por sus anécdotas protagonizadas por los políticos que por el negocio que ha generado el segundo mayor encuentro turístico del mundo. La feria abrió sus puertas el miércoles con signos evidentes de crisis y la presencia de público profesional en los stands de la Comunidad Valenciana era evidentemente escasa. Ayer, sin embargo, el color de la feria cambió sustancialmente, las reuniones se sucedían y en el sector empresarial el optimismo era más generalizado.
Las mesas de la caseta del Ayuntamiento de Benidorm, por ejemplo, tenía una buena entrada durante toda la mañana, para satisfacción de los empresarios de la zona. Fitur no resuelve toda una campaña turística, no lo ha hecho ni en los buenos tiempos, pero como ocurre con el resto de ferias importantes es "un termómetro del momento" para los empresarios. El presidente de los hoteleros de Benidorm (Hosbec), Antoni Mayor, defendió a primeras horas de la tarde que pese a la menor afluencia de público había negocio "como siempre".
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Otros empresarios de distintos sectores preguntados coincidieron en destacar una mayor vitalidad en los contactos, sobre todo comparado con lo ocurrido el año pasado cuando Fitur se celebró en un clima de miedo que golpeó en la línea de flotación del certamen.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 22 de enero de 2010