Soy un privilegiado licenciado que gana un sueldo mileurista por un trabajo de 40 horas semanales. Y me estremece saber que hay gente que cobra por una hora lo que yo sufro un mes en ganar. Oficio de responsabilidad, se excusan los controladores aéreos. Como si no fuera de responsabilidad conducir un autobús, operar a un enfermo o educar a unos alumnos. De esto último algo sé, pues es a lo que me dedico.
Por eso pienso que nos ha tocado un mundo estúpido y triste, en el que un investigador, un poeta o un educador se ven abocados al paro o a la pobreza mientras controladores, futbolistas, famosos y fauna parecida cobran sueldos millonarios. Vergüenza les tenía que dar a todos ellos mientras más de media humanidad muere de no tener nada.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 23 de enero de 2010