El centro cultural Montehermoso de Vitoria estrena 2010 con una exposición de referencia, que recupera para su ciudad natal a Juan Luis Moraza, uno de los artistas vascos de renombre, residente en la actualidad en Galicia. Implejidades es el título de este recorrido por las obsesiones y la capacidad creadora de quien mantiene el reto intelectual sin perder el norte en la búsqueda por conmover, provocar o llevar a la reflexión inherente a toda obra de arte.
Y siempre bajo la consideración de quien acude a la exposición. Implejidades está distribuida por toda una planta de Montehermoso, en una suerte de itinerario que busca la implicación del visitante. Se empieza por la elocuente Anormatividad (torsiones legales), compuesta por decenas de reglas de plástico deformadas expuestas sobre una gran mesa de espejo.
Después del impacto, llega Repercutores, dos grandes gongs, que se pueden tocar, que incorporan el sonido a una muestra dominada por una escultura que, como en obras anteriores de Moraza, se remite al ser humano como concepto. Desde el cráneo hasta las vísceras y los tejidos nerviosos que mantienen vivo el cuerpo.
Para terminar, el vídeo Implectograma, coda conceptual de quien visitó por última vez el País Vasco para ejercer de comisario de la exposición Incógnitas. Cartografías del arte contemporáneo en Euskadi, en el Guggenheim de Bilbao. La muestra de Moraza se completa con la presentación del octavo ciclo de Contraseñas, la selección de vídeos con la que el centro cultural vitoriano viene reflexionando sobre la femineidad.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 23 de enero de 2010