¿Qué tienen en común José Luis Guerín, Isaki Lacuesta, Joaquim Jordà, Mercedes Álvarez y Marc Recha? Son directores de cine, realizan documentales y, lo que aquí cuenta, todos se han formado o impartido clases en la Universidad Pompeu Fabra (UPF) y sus películas se han podido ver, en distintos años, en el Festival Internacional de Rotterdam (IFFR).
Para la edición 2010 del festival holandés que se celebra estos días, Gerwin Tamsma, el programador del evento, ha seleccionado 10 filmes creados por alumnos y profesores de la UPF. Jordi Balló, director del Master en Documental de Creación de esta Universidad, no oculta su satisfacción rodeado de los carteles de los documentales surgidos de la factoría UPF y algunos de los directores que acudirán a los Países Bajos desde hoy y hasta el 7 de febrero para exhibir sus trabajos. "No se trata de una retrospectiva, sino de una selección de películas de todas las épocas, incluso algunas que no se han estrenado", explica Balló.
El ciclo reúne documentales de hace diez años y otros por estrenar
Es el caso de B-Side, de Eva Vila; Dansa als esperits, de Ricardo Iscar; La terra habitada, de Anna Sanmartí, y Mi vida con Carlos, de Germán Berger. Junto al documental Ich bin Enric Marco, de Santiago Fillol; Una cierta verdad, de Abel García; El ex boxeador, de Víctor García; Nadar, de Carla Subirana; En construcción, de Guerín (la película que dio un vuelco al género documental), y Los Condenados, la última película de Lacuesta, completan los documentales que irán a Rotterdam.
"Es curioso que desde fuera hayan detectado una manera de hacer cine", explica Balló, que reniega de cualquier denominación tipo escuela Pompeu, parecida a la de otras épocas como escuela Barcelona. "Todas las películas son diferentes, pero seguro que llevan la marca Pompeu, que no es otra que la de poder trabajar en comunidad, compartiendo especialistas y creando películas en valientes y libres, sin la presión de las productoras tradicionales", asegura.
Otra cosa es la exhibición. Para el director Ricardo Iscar, el principal problema del documental es "la ausencia de salas adecuadas. Con un poco de suerte, permanecen sólo dos semanas en cartelera". Hoy por hoy, añade, "el mejor aliado del cine independiente son los festivales".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 29 de enero de 2010