"Si en otros barrios hay fiestas, ¿por qué no aquí?". Maruja García es, con 78 años, la madre de las únicas celebraciones que quedan en el barrio de Maravillas desde que el Ayuntamiento de Madrid eliminó en 2006 los festejos del Dos de Mayo. Sí, Maravillas, porque "Malasaña no existe, y no es justo que te roben el nombre de un barrio porque a algunos les dé la gana". Éste es el tercer año que esta mujer, a la que los chicos saludan por la calle, recorre cada comercio de Malasaña; les pide dinero para organizar concursos, talleres y degustaciones que llenan tres días de programa en honor de la patrona del barrio, Nuestra Señora de las Maravillas, cuya fiesta es el 2 de febrero. Este año, gracias a la ayuda de 35 locales, ha recaudado "unos 300 euros". Ayer, un acto inauguró los festejos. Una competición de monopatines que fue un éxito como atestiguaba el entusiasmo de varias decenas de curiosos, 80 concursantes y la satisfacción de que, como decían varios participantes, "nadie podría imaginarse ver esto en una plaza como la del Dos de Mayo".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 1 de febrero de 2010