Es por todos conocida la gran diferencia que existe entre el precio que se paga a los agricultores de cualquier región de España por sus productos y el precio que paga el consumidor. Ante este panorama, el presidente de la Junta de Extremadura propuso durante la inauguración de la feria Agroexpo -Feria Agraria del Suroeste Español- un marco similar de actuación a los convenios colectivos entre empresa y trabajadores, pero en este caso entre productores y distribuidores, de tal forma que el agricultor pueda percibir como mínimo un salario acorde a su trabajo e inversión, y no como hasta ahora, que está sometido a unas normas de competencia con las que los principales beneficiados son los oligopolios distribuidores y no los agricultores y los consumidores.
Por tanto, aplaudo esta iniciativa y el compromiso de trasladarla a instancias gubernamentales superiores, Gobierno de España y UE. Pero el sector agrario, su sociedad civil y empresarial debe ir más allá. Lo que hace falta es realizar movilizaciones contra los grandes distribuidores y superficies comerciales. Con movilizaciones en las puertas de estas instalaciones se hace pedagogía con el consumidor y se consigue dañarles donde más les duele: en su imagen.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 1 de febrero de 2010