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CARTAS AL DIRECTOR

Parlamentario, codiciada profesión

Sueldos nada despreciables, vacaciones pagadas de 48 días en invierno, y tres o cuatro semanas más en verano, dietas de desplazamientos, pensión de jubilación compatible con otras, no se controla la asistencia al Parlamento, o sea, a su lugar de trabajo y la productividad no influye en el sueldo como en otras empresas.

Son condiciones laborales muy apetecibles y nada frecuentes. Creo sinceramente que tenemos derecho los ciudadanos de a pie a exigir cambios en todo esto. A fin de cuentas sus sueldos los pagamos todos los contribuyentes. Con todos estos datos, es perfectamente comprensible que tantos tengan vocación de políticos y parlamentarios. Por cierto, ¿dónde hay que firmar.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 14 de febrero de 2010