Estos días hemos oído y observado al PP y a parte de la oposición exigir al Gobierno que ante la crisis galopante que nos inunda, reduzca un 25% el número de altos cargos. Esta exigencia está muy bien, pero me recuerda aquello del Evangelio, lo de ver la paja en el ojo ajeno pero no la viga en el propio.
¿Cómo, por ejemplo, el Partido Popular no exige eso mismo en las autonomías donde gobierna reduciendo el número de altos cargos, asesores, así como la flota de vehículos de alta gama que disfrutan dichos cargos, comidas, regalos... o los diarios actos de autobombo a los que es tan aficionada nuestra presidenta madrileña? Ya puestos podrían reducir también en un 25% esos 300 familiares metidos a dedo por el presidente de la Diputación de Orense duplicando el coste de personal respecto al de la Diputación de A Coruña y de los que informaba este mismo periódico hace unos días.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 15 de febrero de 2010