La Autoridad Portuaria de Vigo respetó ayer la orden municipal de no retirar los escombros de la nave de cableros y éstos fueron la primera impronta del puerto que recibieron los 2.000 pasajeros del crucero Oriana durante su escala en la ciudad.
La nave demolida figuraba en el Plan Especial del Puerto como edificio a consolidar y entre sus escombros, según los primeros datos de los técnicos municipales, hay sustancias potencialmente peligrosas como telas asfálticas con posibles mezclas bituminosas. "Las obras se han llevado a cabo sin tener en cuenta las mínimas precauciones para evitar el riesgo ambiental que pueda derivarse sobre el medio aéreo y marino ni sobre la salud humana, tanto por la seguridad y salud de los trabajadores que intervinieron como de la ciudadanía que utiliza los muelles", señalan los técnicos municipales. La Autoridad Portuaria evitó toda explicación por hallarse su presidenta, Corina Porro, "de misión comercial". Los servicios de prensa ignoraban su destino, aunque confirmaron la organización de una misión comercial en el Estado brasileño de Pernambuco, la próxima semana. Porro ha dejado también abierto el conflicto con el Ayuntamiento por la instalación de parquímetros y la coordinación semafórica en calles de su competencia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 16 de febrero de 2010