Los cines Luna volvieron a brillar ayer con su antiguo esplendor. Después de cinco años cerrados, la exitosa iniciativa Cineshock encendió de nuevo los neones, para proyectar la película de terror Demons. Desde las siete de la tarde, freakies (había una momia low cost) y aficionados al género hicieron cola aguantando el frío. Después de llenar un aforo de 236 personas, unas 300 se quedaron decepcionadas en la calle. Hubo protestas en forma de golpes en la puerta y algunos insultos, pero la cosa no fue a más. "Es una pena que no todos los aficionados hayan podido disfrutar de la película", dijo Popy Blasco, uno de los organizadores.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 20 de febrero de 2010