El abucheo a los Reyes el domingo en Bilbao fue lamentable y demuestra la falta de espíritu democrático de quienes lo protagonizaron.
Me recordó al incidente que presenció Jacques Chirac hace unos años, cuando abuchearon La Marseillaise en el parisino Stade de France. La reacción tanto del presidente Chirac como de toda la clase política fue contundente.
Igual de clara fue la reacción del establishment político inglés cuando ocurrieron actos similares en Reino Unido. Confiaba en que el lunes habría vivas críticas y reacciones de las instituciones democráticas de nuestro país. Para mi asombro, lo que ha habido es un vergonzoso silencio que me hace pensar que vivimos en un país de pandereta con instituciones de cartón piedra regidas por el "todo vale".
La evolución de la sociedad pasa por el respeto total de los valores fundamentales que la definen. Silencios como el de estos días no son demostraciones de tolerancia sino pasos agigantados hacia el empobrecimiento de la noción de Estado democrático.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 24 de febrero de 2010