Son más, tenían trabajo y, además, no aparecen "brotes verdes" por ninguna parte. El presidente de la Casa de la Caridad de Valencia, Antonio Casanova, presentó ayer las cifras relativas a la actividad de la asociación el año pasado. Si en 2008 sirvieron 59.285 comidas, en 2009 fueron 143.938. Esto supone un incremento del 143%. Casanova opinó que la situación es de "alarma social", porque quienes antes no necesitaban que la asociación les diese de comer, ahora sí. Los inmigrantes con permiso de residencia, por ejemplo, apenas aparecían por el comedor de la ONG. El año pasado, en cambio, 33.000 necesitaron hacerlo. Este colectivo es especialmente sensible, ya que si piden ayuda para comer, es probable que no tengan trabajo y sin contrato de trabajo resulta imposible renovar el permiso de residencia.
El presidente de la asociación reconoció que no ve un "horizonte claro". "Este año será peor que el pasado, pero es que ni siquiera en 2011 vislumbramos un cambio de rumbo".
Casanova quizá exageró cuando exclamó: "Estamos en cifras de la posguerra". Lo cierto es, sin embargo, que los 18.000 españoles que en 2008 requirieron la ayuda de la ONG, se convirtieron en 35.000 el año pasado o que ahora hay familias con niños en el comedor cuando antes no las había.
Los responsables de la Casa de la Caridad, fundada por el alcalde Sanchís Bergón en 1906, han aprobado un presupuesto de 2.470.000 euros para este año. "Garantizado, garantizado no hay nada", explicó Casanova, "aunque sí contamos con la aportación de varios bancos [350.000 euros], las cuotas de los socios [2.430 por 10 euros cada uno], y la ayuda de las instituciones públicas [Generalitat y Ayuntamiento, 950.000 euros]". El resto dependerá de las donaciones particulares.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 26 de febrero de 2010