Las familias de los tres rehenes españoles secuestrados en el norte de Malí y sus compañeros de la ONG Barcelona Acció Solidària confían en que el Gobierno logre su pronta liberación. Lo hacen pese a que, a veces, los mensajes que les manda son "lacónicos, casi crípticos".
Cuando se han cumplido ya más de tres meses desde que Alicia Gámez, Pascual Roque y Albert Vila fueron apresados por la rama magrebí de Al Qaeda en Mauritania, sus familias decidieron hablar en público sobre el secuestro. "Os pedimos que entendáis que nuestro silencio no es sinónimo de inacción", afirmaron en un comunicado conjunto, difundido en el marco de una rueda de prensa de la ONG.
"Intentamos mantener la prudencia, la discreción y seguimos confiando en el trabajo que se está realizando", añade el texto. "Estamos convencidos de que cada día está más próxima su liberación para poder tenerles de nuevo entre nosotros".
Los representantes de Barcelona Acció Solidària, con Antoni Camps a la cabeza, fueron aún más contundentes a la hora de manifestar su fe en la labor del Ejecutivo. Ellos y, por supuesto, los familiares, viven "angustiados", pero "confían plenamente en la gestión de los responsables del Gobierno español, comprometido en traer a casa a nuestros compañeros sanos y salvos".
Josep Ramón Giménez, el portavoz de la ONG, no se atrevió a vaticinar cuándo concluirá el secuestro, pero recordó: "El Gobierno central siempre ha hablado de medio plazo. Medio plazo es un término abstracto. No sabemos si faltan una, dos o tres semanas".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 4 de marzo de 2010