Islandia, un pequeño país cercano al Ártico, muy golpeado por la crisis económica, votará hoy en referéndum si su población acepta pagar la deuda de sus bancos con Reino Unido y Holanda. Por abrumadora mayoría, las encuestas anticipan una negativa muy peligrosa para el Ejecutivo islandés, presionado por el Fondo Monetario Internacional y sus vecinos nórdicos, que han congelado las ayudas a la espera de lo que suceda en la consulta popular.
Islandia se enfrenta a una gravísima crisis sin esos fondos. La moneda se ha desplomado, el consumo se ha hundido y el PIB del país cerró el pasado año con una caída del 6,5%, la mayor de las últimas décadas.
El lío es mayúsculo. Los tres grandes bancos islandeses protagonizaron un crecimiento imponente en los años de bonanza, a través de una deuda que llegó a superar 11 veces el PIB islandés. Cuando llegó la crisis y la liquidez se secó, empezaron a sufrir. Pero fue tras la quiebra de Lehman Brothers cuando los problemas se precipitaron: Reino Unido aplicó a sus bancos la ley antiterrorista para evitar que repatriaran fondos, y provocó la quiebra de todo el sistema financiero. Uno de esos bancos se dedicaba a captar depósitos por Internet, básicamente en Reino Unido y Holanda. Cuando quebró, los Estados británico y holandés devolvieron los ahorros -que sumaban 3.700 millones de euros- a los clientes. Ése es el dinero que debe ahora Islandia. Su Gobierno firmó un acuerdo con Holanda y Reino Unido para pagar en 15 años con tipos del 5,5%. Pero el presidente islandés, Olafur Grimsson, se negó a sancionar ese pacto y obligó al Gobierno a convocar el referéndum.
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El sí supondría asumir una deuda de unos 40.000 euros por familia, que lastraría la recuperación. Pero el más que previsible no tendrá graves consecuencias: una posible crisis política (el Gobierno no ha conseguido un acuerdo mejor pese a que negocia desde hace semanas), la congelación de las ayudas internacionales, una eventual crisis de deuda y la paralización del ingreso en la UE. Unos 235.000 islandeses con derecho a voto tienen la palabra.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 6 de marzo de 2010