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El crucero accidentado en Girona escogió la peor ruta

El capitán del Louis Majesty, el crucero al que una ola le quebró una vidriera causando dos muertos el miércoles en Begur (Girona), escogió la peor de las opciones. El barco rehusó entrar al puerto de Barcelona por el fuerte oleaje y decidió continuar hacia Génova, pese a que tenía avisos que alertaban del empeoramiento de las condiciones de la mar.

A las diez, la hora en que el barco debía atracar en Barcelona, las olas registradas tenían una media de 2,3 metros. Huyó de este oleaje para enfrentarse a olas de 5,3 metros de promedio que encontró en Begur, y que causaron la tragedia. Un portavoz de Louis Cruises, armador del buque, afirmó desde Chipre que "confían plenamente en la actuación de su capitán". Según expertos, la energía que recibió la vidriera fue similar a la del choque con un coche a 70 kilómetros por hora. El caso está siendo investigado de oficio por la autoridad marítima.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 6 de marzo de 2010