Las antiguas murallas y defensas de San Sebastián, situadas en el monte Urgull, ya resultan visibles, después de un proceso de limpieza y restauración que ha durado 27 meses y que ha requerido una inversión de 3,2 millones de euros.
El alcalde donostiarra, Odón Elorza, y el delegado del Gobierno, Mikel Cabieces, visitaron ayer los distintos elementos restaurados, que atesoran una parte importante de la historia de capital guipuzcoana desde el siglo XVI hasta el XVIII.
Las obras se han ejecutado a lo largo de tres fases, con la colaboración del Ejecutivo central. Han consistido en eliminar los arbustos y árboles que habían enraizado en los muros, frenar la erosión de la piedra y restituir diversas piezas que faltaban.
La última fase, la más ambiciosa y costosa (1,7 millones de euros), ha consistido en la restauración del Baluarte del Mirador, un espacio que entre los siglos XVII y XIX sufrió diferentes transformaciones en función de las necesidades defensivas de la ciudad.
En la esquina suroeste del baluarte del Mirador, ha quedado al descubierto una cañonera que se encontraba totalmente enterrada, así como un paso de centinelas que se utilizaba para vigilar la colocación de minas por parte de los zapadores.
Otro de los hallazgos ha sido un lienzo de lo que fue un baluarte, situado justo encima de la actual sede de la Sociedad Fotográfica de Guipúzcoa. En la segunda fase, se recuperaron los elementos del castillo de la Mota, desde las fachadas hasta el campanario, el cuartel del siglo XVIII y la batería de las Damas. La primera actuación se centró en la Batería de Napoleón y la plataforma suroeste.
Ahora, sólo queda por recuperar el Cementerio de los Ingleses. Elorza confió en que sea una realidad para 2013, cuando se cumple el bicentenario del incendio que destruyó la ciudad.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 9 de marzo de 2010