Una vecina del Raval de Barcelona regañó ayer al alcalde, Jordi Hereu, en plena calle y le acabó dando un flojo cachete medio involuntario porque, según ella, no aporta soluciones a las molestias de los vecinos, como el ruido nocturno o que muchos de los nuevos contenedores estén ya rotos. La mujer le advirtió al alcalde que algún día tendría que "abofetearle" por todo ello. Aviso que, ni corta ni perezosa y ante la sorpresa general, cumplió como sin querer. Hereu zanjó la cuestión pidiéndole un beso, a lo que la mujer accedió.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 10 de marzo de 2010