El Parlamento registró ayer una poco común imagen de unanimidad. Fue para condenar las ya célebres palabras de la líder de Unión, Progreso y Democracia, Rosa Díez, que el pasado 24 de febrero calficó a José Luis Rodríguez Zapatero como "gallego en el sentido más peyorativo de la palabra". Los tres partidos respaldaron una declaración institucional en la que, sin citar explícitamente a Díez, tildan de "inadmisible la utilización del gentilicio gallego como un apodo peyorativo".
Este uso, recuerda el texto pactado, "no sólo ha ofendido a miles de gallegos y a otras personas sensatas, sino que constituye un tópico no aceptable por lo que contiene de prejuicio xenófobo". Y continúa: "Este tipo de prejuicios xenófobos se sustentan en un pensamiento débil y en la falta de cultura, y entraña un peligro potencial para la convivencia de las personas y de los pueblos". La declaración termina abogando por "una educación en los valores cívicos de la tolerancia y el respeto al otro" y "por abandonar el lenguaje que pueda fomentar esas conductos, en especial por parte de las personas creadoras de opinión" .
El acuerdo entre las tres fuerzas que se sientan en O Hórreo llegó tras iniciar las negociaciones la semana pasada. Precisamente, el portavoz parlamentario del PP, Manuel Ruiz Rivas, advertía de su preferencia por una proposición no de ley, "ya que quizás no es lo más adecuado que un Parlamento se pronuncie contra una fuerza política que podría llegar a formar parte de él". Al final, los populares se sumaron a la declaración, tal y como habían afirmado que harían si los otros grupos optaban por la reprobación institucional.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 10 de marzo de 2010