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CARTAS AL DIRECTOR

El 8 de marzo

Xátiva, Valencia

Cien veces se ha celebrado el 8 de marzo, según dicen quienes llevan esas cuentas.

Imposible saber cuántas veces más tendrá que celebrarse la jornada porque no se haya alcanzado su principal objetivo que es poner de manifiesto la desigualdad entre mujeres y hombres. Más cuando a día de hoy, recién aprobada una ley que regula la interrupción voluntaria del embarazo dando a las mujeres el control sin condiciones de su propio cuerpo, el PP ya anuncia que si gobierna derogará esta ley. Es de suponer, además, que en su lugar aprobará otra que consagre la indisoluble unión del concepto de mujer y maternidad y elimine cualquier rasgo de voluntariedad o libertad en esta materia.

Es un buen recordatorio, la amenaza de la derecha recalcitrante de este país para evitar la desmemoria que nos hace olvidar que no son iguales todos los partidos. Que no todos ellos defienden con igual contundencia los derechos humanos, en general, y los de las mujeres, en particular.

Y haríamos bien las mujeres, todas nosotras, en no olvidarlo si queremos que algún 8 de marzo no tengamos que salir en manifestación para reivindicar nuestros derechos.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 10 de marzo de 2010