En breves semanas seré padre. Por avatares diversos, mi hija va a nacer en Noruega, siendo entonces la Seguridad Social de aquel país la que va a sufragar todos los gastos médicos. Por tanto tendré la obligación de registrarla como española ante la Embajada en Oslo, ya que no será hasta el mes de agosto cuando mi pareja y mi hija se trasladen a mi ciudad, Madrid.
Pues bien, hace unos breves días me he enterado de que mi hija no tiene derecho a recibir los 2.500 euros del famoso cheque-bebé ya que no va a nacer en España.
Pero no se queda ahí la cosa, mi familia tampoco tendrá derecho, en los próximos tres años, a las deducciones por maternidad que establece la Ley del Impuesto sobre la Renta (unos 6.100 euros en total).
En otras palabras, aunque yo lleve 17 años cotizando a la Seguridad Social y a pesar de todos los impuestos que he pagado en mi vida (Renta, Patrimonio, Sucesiones, IVA, etcétera), a mi hija, obligada a ser española, y a su familia se nos van a negar los beneficios sociales "por protección a la maternidad" a los que cualquier otro ciudadano de este país tiene derecho.
Así que desde aquí quiero agradecerle a todas las administraciones públicas españolas y a su burocracia las innumerables facilidades que le brindan a mi familia y avisarles de que dentro de 18 años tendrán una española menos a su merced a la que saquear.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 15 de marzo de 2010