Estaba claro que, más pronto que tarde, la patronal daría otra vuelta de tuerca, jamás dejarían escapar una oportunidad como la que la crisis les brinda. Al calor de la necesidad de reformas profundas (lástima que no fueran tan valientes cuando era el sistema financiero el más afectado) exponen sin ningún pudor, además del despido libre, un nuevo contrato llamado eufemísticamente de "inserción" para los jóvenes. Gracias a éste contrato, los empresarios estarían exentos de cuota alguna y los trabajadores, de derechos. Es como si, a través de éste tipo de propuestas, los empresarios quisieran lanzarnos el mensaje de que en los contratos los únicos que se benefician son los contratados, que ellos lo hacen como un favor desinteresado al trabajador y a la patria, cuando lo que quieren en realidad es un ejército de mendigos suplicando trabajo a cambio de limosna.
Hay que constatar el favor que le hacen al PP: ahora puede presentarse a la mesa de negociaciones con sus propuestas laborales como si fueran moderadas. La verdad es que si no lo han preparado a conciencia la jugada les ha salido de cine.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 18 de marzo de 2010