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CARTAS AL DIRECTOR

Son delitos muy graves

La Iglesia ha pedido sinceridad a la sociedad. Pues, ahí va: sinceramente, desearía que la Iglesia o a falta de ello, los medios de comunicación, informaran de si los casos de pederastia y maltrato están sometidos a un proceso judicial o si con la separación de los implicados de los oficios se da el caso por cerrado.

También me pregunto si los Estados se presentan como acusación. Quisiera sinceramente saber si se procesa a las parroquias por ocultar durante años los delitos, haciéndose cómplices de quienes los cometieron. Sólo de esta manera podremos juzgar a sus miembros igual que a los laicos. Entiéndanme, que sea pecado es sólo un problema religioso. Sin embargo, el principal problema es que son delitos, y muy graves, que deben ser juzgados.

Y por último, me parece sinceramente que si otra secta acumulara tantos casos de pedofilia, el Estado ya se hubiera cuestionado seriamente si esta organización es la adecuada para dirigir tantos centros educativos y de menores. Sinceramente, dan miedo.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 22 de marzo de 2010