Gobierno y autonomías logran un gran acuerdo para ahorrar hasta 1.500 millones de euros al año en gastos farmacéuticos, rebajar un 25% los medicamentos genéricos y establecer una central de compras. Y todo ello sin que afecte a la calidad del sistema sanitario ni al bolsillo de los ciudadanos. ¿Quiere eso decir que la descentralización de su gestión había incurrido en tremendo despilfarro, que ahora se corrige? Sanidad y educación públicas son dos pilares básicos de nuestro Estado de bienestar. Derechos, tanto a la salud como al saber, esenciales para todos. ¿Por qué tienen entonces que ponerlos tantas veces en entredicho con esas tentaciones hacia la privatización? ¿Cundirá el buen ejemplo dado en Sanidad para resolver de un modo similar el Pacto Educativo, evitándose el dogmatismo y el uso partidista.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 22 de marzo de 2010