JESÚS RUIZ MANTILLA
El genio de Richard Wagner es tan descomunal que ni el paso por la tierra de un mal absoluto como el nazismo pudo con él. Lo utilizó hasta la saciedad, exprimió cada gota de sus óperas para justificar lo injustificable, encontró inspiración en su mundo, su filosofía y sus notas para imponer la supremacía y el exterminio, pero aun así, no pudieron con él.
LOURDES MORGADES
Fue para muchos el lógico sucesor de Peters Pears, el tenor y compañero de Benjamin Britten, para quien el compositor británico escribió algunos de los grandes papeles de sus óperas. Pero Philip Langridge, que el 5 de marzo murió a los 70 años en Reino Unido a causa de un cáncer, fue mucho más que un gran especialista en Britten; fue uno de los tenores más versátiles y exquisitos de su generación, quien después de más de 45 años de carrera deja una extensa discografía -ganó dos Grammy- en sus facetas como cantante de ópera, oratorio y lied.
Philip Langridge nació el 16 de diciembre de 1939 en Haw-khurst, en el condado inglés de Kent, al sureste de Londres.