Un operario de 34 años murió ayer sepultado por un talud de tierra en las obras de la línea T-2 del metro de Valencia. Ocurrió a las seis de la tarde. El trabajador, de una subcontrata, se encontraba realizando catas de terreno en un punto próximo a las excavaciones realizadas en la confluencia de Gran Vía Germanías y calle de Sueca.
El operario trabajaba para la empresa Feycombla, subcontrata formada por la unión temporal de empresas Rover Alcisa y Ferrovial, adjudicataria del contrato para la realización de las obras. Así lo explicó en el lugar el consejero de Infraestructuras, Mario Flores. También el consejo de Gobernación, Serafín Castellano, se trasladó al lugar del siniestro y explicó que las primeras apreciaciones sobre lo ocurrido apuntaban a un desprendimiento de una parte de un talud.
El operario fallecido trabajaba para una subcontrata
Los bomberos del Parque Central de Valencia fueron los encargados de rescatar el cuerpo del trabajador. Durante los primeros minutos, como dijo el portavoz, "se le oía". Pero poco después, su voz se apagó. Durante casi una hora trabajaron en recuperar el cadáver, cuyo levantamiento dirigió el juzgado de guardia de Valencia. La Inspección de Trabajo y la Policía Judicial de la policía nacional iniciaron de inmediato la investigación para determinar las medidas de seguridad aplicadas, así como el plan de seguridad. La sección de siniestralidad laboral de la Fiscalía se hará cargo, también, de la investigación.
La coordinadora de EUPV, Marga Sanz, pidió inmediatamente a la Administración una investigación sobre las causas del siniestro. Sanz, en un comunicado, insistió en la necesidad de una investigación detallada y transparente no sólo para saber las causas sino para evitar que pueda volver a repetirse "la muerte de un obrero en su lugar de trabajo".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 25 de marzo de 2010