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CARTAS AL DIRECTOR

Carburantes e impuestos

El precio del petróleo sube y sube sin parar y el precio de los impuestos, con que se grava a los combustibles, sube y sube de forma tan gravosa que deja en pañales al precio del petróleo.

Aproximadamente el 65% del precio de la gasolina sin plomo son impuestos, por lo que de los 1,15 euros que nos cuesta un litro de tal carburante, 0,75 euros son para las tragaderas insaciables de la Hacienda pública.

Y lo peor es que todo ello repercute en otros muchos medios, como el transporte, por lo que su encarecimiento está directamente relacionado con los precios de toda clase de mercancías de primera necesidad, mientras la Hacienda pública mira hacia otro lado, como si fuera ajena a tales despropósitos.

Por eso muchos creemos que los responsables primeros de tan insoportables carestías están en sus despachos ministeriales, cómodamente instalados, viendo -cómplices y complacidos- cómo se exprimen nuestras carteras, y todos tan contentos viviendo felices de espaldas a la sociedad.

Es una lástima, pero sólo nos queda soñar con que algún día sea posible que los amos del petróleo recobren la decencia y el fisco recupere la mesura, la decencia y la equidad.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 31 de marzo de 2010