Rompamos estereotipos. Aprovecho que esta semana se celebra el Día Internacional del Pueblo Gitano para invitar a todos a que hagamos un examen de conciencia y, por qué no, para que nos cambiemos las gafas de los prejuicios y estereotipos, y nos pongamos un cristal de aumento sobre lo que de verdad vale la pena.
Empiezo por mí misma, rompiendo una lanza a favor de la mujer gitana. Hasta hace poco yo apenas conocía nada acerca de la etnia gitana -porque, como digo, los estereotipos no cuentan-. Pero el año pasado conocí a las Artemisas, y cambié mis gafas de mirar el mundo de la etnia gitana.
Se llaman Maruja, Loli, Tina, o Raquel, y son las Artemisas, mujeres de tez morena y mente clara que trabajan como mediadoras -dentro del Proyecto Artemisa que llevan a cabo las entidades CASM, Barró y El Fanal-. Ellas transmiten cada día su coraje, conocimientos y deseos a las demás mujeres de su etnia para que luchen ellas mismas por evitar la exclusión social. Han logrado que un alto porcentaje de la mujer gitana acuda a revisiones ginecoló-gicas; han logrado reducir el absentismo escolar; han logrado que varias amas de casa aprendan a leer y a escribir. Y han logrado ser ejemplo, no sólo para las mujeres de su etnia sino para todas las demás, de que es posible conciliar la vida familiar y laboral realizando un trabajo digno y cualificado. Las felicito, y celebro haber roto un estereotipo más.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 11 de abril de 2010