Hasta Ferrol vienen muy a menudo turistas de mili. Recorren de nuevo sus calles y van desmenuzando para sus hijos los detalles de su paso por el servicio militar obligatorio en la ciudad departamental, llamada así por ser cabecera del Departamento Marítimo del Cantábrico.
Hasta su supresión definitiva, en 2002, la mili arrastró hasta la ciudad al a miles de hombres jóvenes en los numerosos cuarteles de la Armada y del Ejército de Tierra. Es otro ejemplo más de la vinculación militar de Ferrol, la ciudad que nació y creció al abrigo de una ría que el rey Felipe V señaló como ideal para construir barcos, refugiar a la flota y estratégica para atajar los navíos de Francia e Inglaterra. Desde el XVIII, el crecimiento ha pivotado en torno al arsenal naval y a los astilleros, que ocupan toda la orilla norte de la ría ocultos tras una tapia. Hasta el trazado cuadrículado de la ciudad es obra de ingenieros militares. En las dos últimas décadas, Defensa ha hecho pequeñas concesiones. En 1991, el municipio logró los terrenos y edificios que hoy ocupa la Universidad en Esteiro, frente al cuartel de Dolores. En 2004, obtuvo la cesión de dos viales que circunvalan el Arsenal. Desde entonces, el ayuntamiento espera para completar la cesión de las ocho propiedades que Defensa se comprometió a desafectar.
El próximo viernes 16 el ayuntamiento desvelará sus planes urbanísticos para muchas de esas parcelas militares en una jornada urbanística en la fundación Caixa Galicia de Ferrol, y que curiosamente, fue uno de los edificios que el Ministerio subastó.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 12 de abril de 2010