Me siento francamente muy defraudado y asustado con la que nos viene encima. Por un lado, quien nos gobierna no parece tener idea de cómo hacerlo para sacarnos de la crisis. Por otro, quien debería echar una mano con ideas, que es la oposición, está más centrada en apagar los casos constantes de corrupción. Y, por último, no entendiendo cómo se puede sentar en el banquillo a un juez, que no sé si es estrella o no ni me interesa, pero sí creo que su valentía contra el terrorismo algo debería valer para merecer un respeto.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 14 de abril de 2010