No habrá ley "porque no ha habido voluntad política", diagnosticó en julio de 2008 el presidente de Eudel, Jokin Bildarratz, miembro del PNV, después de que las diptuaciones de Vizcaya y Álava, gobernadas por su mismo partido, llevaran a la Comisión Arbitral el primer proyecto de ley municipal que llegó a la Cámara desde la aprobación del Estatuto en 1979. La ausencia de esta ley ha sido la expresión más clara de la existencia de un bloqueo estatutario también doméstico: el entramado insttituciona, interno, que ha dependido desde entonces sólo del Gobierno, está sin cerrar después de treinta años. El motivo ha sido siempre el mismo: el temor a las diputaciones. También en esta ocasión, el PNV ha advertido ya, y por boca de su máxima autoridad, Iñigo Urkullu, de que la Ley de Territorios Históricos es intocable. Urkullu se adelantó incluso al pronunciamiento de la ejecutiva de Eudel, y mientras ésta -con presencia de PNV, PSe-EE y EA-ultimaba el consenso sobre las bases que, a su entender, deberían guiar el proyecto del Gobierno.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 15 de abril de 2010