"Eh, que falta uno", avisó irónico el Rey cuando los fotógrafos empezaron a disparar sus cámaras. La que faltaba era Gloria Macapagal-Arroyo, presidenta de Filipinas, a la que don Juan Carlos recibió en una breve audiencia privada minutos antes de que tuviera lugar, en el propio palacio de La Zarzuela, la ceremonia de entrega de la segunda edición del Premio Internacional Don Quijote.
A Miguel Delibes en la Academia le recordarán por sus fichas, esas tarjetas blancas en las que durante sus primeros años de académico dio cuenta de nombres de pájaros, plantas y alimañas. "Y de tantas pequeñas cosas cotidianas de la vida, que echaba él de menos porque eran de su lengua viva, de la que oía, al despertar, cada mañana", recordó ayer Gregorio Salvador.
A veces las preguntas más inocentes dan lugar a respuestas confesionales profundas. Pasó ayer en Avilés, cuando Kevin Spacey se abrió a compartir todo tipo de curiosidades con alumnos de secundaria y de interpretación asturianos. Pero aparte de manías, famas, gustos y temores, se impuso su compromiso con el teatro y la vida. ¿Acaso hay alguna diferencia entre ambos?