Hace poco menos de un mes recibí la visita de un inspector de riesgos laborales que constató que en nuestra pequeña juguetería de Fuengirola no tenía contratada a una empresa externa que gestionara todos los documentos requeridos por los riegos laborales que podrían suceder en mi actividad empresarial, algo que por ley es de mi obligación, pero que nadie me había advertido.
La verdad es que no se podía pasar por la cabeza que los peluches asesinos o las pelotas sanguinarias pudieran herir a algunos de mis empleados. Por cierto, somos dos, pero la ley es la ley. El caso es que me ha llegado una sanción de 2.046 euros y además tengo que pagar de por vida a una empresa que me haga este trabajo por 500 euros al año. ... Y yo que pensaba que el riesgo laboral estaba en una obra o un taller, pues me equivoqué, mi juguetería de 30 metros cuadrados y dos empleados es una empresa de alto riesgo laboral. Mejor dicho, es una empresa que paga fácil y cómodas multas a la Administración.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 16 de abril de 2010