Si someramente observamos los bienes patrimoniales e ingresos declarados por nuestros dirigentes políticos comprobaremos que, excepto raras y escasas excepcionalidades dignas de compasión, todos ellos son unos excelentes administradores de sus economías particulares.
Lo paradójico es que tan eficientes administradores de lo privado, ¿cómo han administrado las cuentas públicas para llevar a nuestro país al actual estado de penuria económica?
Seguramente alguna explicación nos dará el conocido refrán: "Tirar con pólvora de rey".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 19 de abril de 2010