Partiendo de la base de que la infalibilidad es atributo exclusivamente divino, acepto que los jueces (Egunkaria...) y los ciudadanos (elección de un mal representante, hacer la vista gorda a la corrupción...) podemos equivocarnos.
La democracia en teoría facilita la resolución de algunos errores a través de los mecanismos apropiados (correcciones de actuaciones judiciales, elecciones periódicas de representantes, opiniones ciudadanas contra lo que se percibe como un letargo, desvío o enajenación transitoria (?) de algún poder del Estado...).
Por ello no entiendo que se considere antidemocrático manifestaciones ciudadanas que pretenden despertar a algunos jueces de ese supuesto o percibido letargo. Lo demás es teocracia. ¿O se me escapa algo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 20 de abril de 2010