Francisco Olmo, pin con la bandera republicana en la solapa, fue solo a la manifestación a favor de Garzón. Se bastaba él y la foto de su padre, un agricultor desaparecido. A su madre, la viuda, le ofrecieron durante el franquismo una pensión de viudedad a cambio de que firmase un documento ignominioso que afirmaba que su marido había fallecido de muerte natural. No lo hizo, a pesar de que en casa no había un mendrugo de pan que echarse a la boca.
El hombre lleva años tratando de saber dónde está su padre. Era un retrato de la dignidad verle ayer solo, a sus 77 años, con su fotografía entre la multitud.
También andaba por ahí la imagen de Juan Barrera. Su familia, venida desde Badajoz, la llevaba bien en alto. Poseía el carnet de las Juventudes Socialistas cuando lo fusilaron y lo enterraron en una fosa junto a otros 12 desconocidos. Se sabe que está enterrado cerca de la antigua N-V a la altura de Calamonte, pero el propietario de la finca ha puesto trabas a la exhumación de los cadáveres.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 25 de abril de 2010