Los estrategas del Partido Popular han decidido situar, de nuevo, en el primer plano de la actualidad el problema de la crisis económica y las medidas a adoptar para luchar contra la misma. Ya está bien de Garzón, los crímenes del franquismo, la Falange o el sindicato Manos Limpias. Lo importante es que nuestros gobernantes se retraten sobre cómo se está afrontando la adversa situación económica y si de camino tratamos de igualar a España con la bancarrota de Grecia, mejor que mejor. Así que, esta semana, tanto en el Congreso de los Diputados como en el Parlamento andaluz se presentarán iniciativas en este sentido. Han decidido optar por este camino para tratar de huir de otros territorios que, a la larga, les podrían resultar un tanto incómodos si es que se les asocia con los sectores más recalcitrantes que están detrás de las querellas contra el juez de la Audiencia Nacional.
Aún así, de la ofensiva que han de desplegar no se librará el secretario de Estado Gaspar Zarrías al que tratarán de realizar un estrecho marcaje en el Congreso de los Diputados por su decidido respaldo a Garzón, cobrando, de esta forma, un destacado protagonismo en el debate nacional el político jiennense. Desde luego, lo que ya ha quedado claro es que muy mal se tienen que sentir los populares con este asunto hasta el punto de que les hace incurrir en auténticas exageraciones a personajes tan poco dado a ello como puede ser el caso de Javier Arenas.
En su afán de arremeter contra Zapatero, el dirigente andaluz se pronuncia ante los suyos a lanzar elogios hacia Felipe González, del que dijo que era "un buen político", todo ello, porque nunca se atrevió, según dijo el pasado viernes, a crear una ley como la de la Memoria Histórica. O sea, hemos pasado, sin inmutarnos lo más mínimo, del "váyase señor González" a poco menos que "¡cuánto lo echo de menos!" Asombroso tránsito. Rajoy tampoco se queda atrás y califica de intolerables y antidemocráticas las manifestaciones ciudadanas a favor de Garzón y, en definitiva, cualquier gesto de apoyo que pudiera recibir. Una presión, dice, inadmisible a la Justicia de cuya independencia se muestra su máximo defensor. Palabras que para sí quisieran otros jueces, fiscales, policías y guardias civiles que se han visto vilipendiados sistemáticamente por tramitar causas en las que están involucrados cargos del PP. De modo que lo mejor será volver a la "ruina" que tenemos encima y dejarnos ya de otros asuntos que les hacen cometer incongruencias que nadie se cree.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 26 de abril de 2010