La derecha de este país se ha permitido el lujo de verter acusaciones injuriosas y rayanas en la difamación sobre uno de los políticos más honrados y de mayor prestigio de nuestro país, el presidente del Congreso, José Bono, cuya más que impecable actuación al frente de la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha, como ministro de Defensa y actualmente como presidente del Congreso de los Diputados, a todas luces no merecía. La reacción de José Bono no se ha hecho esperar, presentando ante la fiscalía los datos referentes a su patrimonio, tanto personal como de su familia más cercana, algo digno de agradecer en este país donde al parecer tanto hay que esconder, comenzando con la mano que tira la piedra...
¡Bravo, señor Bono! Ha dado usted el mejor ejemplo de transparencia ante esa corte de difamadores que ya no saben qué hacer para desviar las miradas ante los indicios de corrupción que azotan al Partido Popular. Ahora, supongo, seguirán su ejemplo los miembros del PP, como los señores Aznar, Rajoy y las señoras Aguirre y Cospedal que tanto presumen de honestidad; así ellos estarían más tranquilos y nosotros muchísimo más.
Aunque tal vez es preferible difamar que algo queda... o seguir el proceloso camino de que salga de la cueva algún antiguo ministro y se descuelgue con otra "convicción moral" para intentar desviar los ojos de la opinión pública de las "vergüenzas" que ya empiezan a oler mal en la calle Génova...
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 26 de abril de 2010