"Don Gregorio Marañón fue un avanzado de una España plural, libre y democrática", afirmó ayer el presidente del Ateneo de Sevilla, Alberto Máximo Pérez Calero. La asociación cultural organizó ayer un acto en homenaje al médico y escritor con motivo del 50º aniversario de su muerte. Marañón (Madrid, 1887-1960) representa como pocos la tradición de una España liberal volcada en Europa. El autor de obras fundamentales como Ensayos liberales (1946) o Españoles fuera de España (1947) está asentado en una tradición humanista que hunde sus raíces en muchos ámbitos de la cultura española.
El programa del acto contó con las ponencias Elogio y nostalgia de Marañón, del médico y escritor Francisco Ruiz de la Cuesta; Gregorio Marañón: un hombre de ciencia, del director de la Fundación Lilly, José A. Gutiérrez Fuentes, y Gregorio Marañón: un intelectual liberal comprometido, del presidente de la Sección Ciencias Sociales del Ateneo de Madrid, José María Montoto Cañas. El acto fue moderado por Fernando Fabiani, adjunto a la Presidencia del Ateneo de Sevilla.
"Fue un avanzado de una España plural, libre y democrática"
Marañón exploró la historia española y buscó las claves que marcaron las pugnas y divisiones vividas por muchos de sus protagonistas en épocas tan variadas como la Edad Media o la monarquía de los Austrias. De esta forma, se adentró en la vida de personajes históricos como Enrique IV de Castilla, el conde-duque de Olivares o Antonio Pérez.
Toledo fue otra de sus pasiones. Y a esta ciudad dedicó muchas páginas. El autor compró un cigarral (finca de recreo) en Toledo en 1922. Durante cerca de 40 años, vivió allí sus horas de tranquilidad dedicado al estudio y la redacción de libros. En algunas ocasiones, aquel cigarral sirvió de escenario para el encuentro con amigos y personalidades del mundo intelectual y científico (entre ellos el descubridor de la penicilina, el doctor británico Alexander Fleming).
El trabajo de Marañón no se ciñó a la historia, el pensamiento y el ensayo. El escritor madrileño realizó una labor médica esencial en el campo de la endocrinología. Su prestigio le convirtió en una figura intelectual en torno a la cual se movieron autores de distintas generaciones.
Fue amigo de pensadores como Miguel de Unamuno, José Ortega y Gasset o Eugenio d'Ors. En resumen, representó la posibilidad de una España con vocación de diálogo, de un país en el que las diferencias entre tirios y troyanos se resolvieran con el intercambio de opiniones y el trabajo en común.
El presidente del Ateneo de Sevilla señaló que "Marañón es un paradigma de lo que debe ser la persona en todos los ámbitos de la vida". "Marañón fue un ejemplo de persona culta, inteligente y entregada a los demás", concluyó Pérez Calero.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 4 de mayo de 2010