El escritor italiano Eduardo de Filippo (Nápoles, 1900-Roma, 1984) es uno de los grandes del teatro del siglo XX. El dramaturgo napolitano subió a escena por vez primera a los tres años y dijo, poco antes de morir, a los 84, revestido de gloria: "Mientras haya una brizna de hierba sobre la tierra, habrá otra brizna fingida sobre el escenario". Sus comedias fueron aplaudidas en los más diversos rincones del mundo porque hablaban de experiencias esenciales del ser humano. Algunos califican su teatro de humilde. En su caso, es una humildad que llega a lo más íntimo de poderosos y desvalidos.
Su obra El arte de la comedia podrá verse en el Teatro Central de Sevilla hoy viernes y mañana sábado a las 21.00. Con El arte de la comedia, dirigida por Carles Alfaro, Teatro de la Abadía celebra 15 años.
El teatro de De Filippo bebe de cuatro fuentes fundamentales: la Comedia del Arte, Goldoni, Chéjov y Pirandello. A partir de ahí, el espíritu de las calles, con sus problemas y pasiones, se adueña del escenario. Y algo tan simple (y complejo) como la vida atrae la atención del público, que ha hecho que el teatro de De Filippo siga tan vivo como el primer día.
El arte de la comedia tiene una estructura peculiar. La primera parte adopta la forma de un diálogo que se desarrolla en torno a los vínculos entre teatro y poder. De Filippo explora a través de los personajes de El arte de la comedia algunos aspectos de la realidad que adquieren tintes de pesadilla. La sospecha y la paranoia forman parte de una situación que se complica. Farsa y patetismo se entremezclan en un ejemplo de la riqueza del teatro de De Filippo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 7 de mayo de 2010