Empezó con un "¡viva!" y prosiguió con un "buenas noches a todo el mundo" en español. "Gracias por estar aquí, aunque sé que probablemente muchos de vosotros preferiríais estar viendo jugar a los Spurs contra Los Suns de Phoenix". 'Los Suns', dicho así, con el artículo definido masculino plural del castellano. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, aprovechó la celebración en la Casa Blanca de la fiesta del Cinco de Mayo -con la que México conmemora la victoria contra los franceses en la batalla de Puebla, en 1862- para reiterar su mensaje de compromiso con una reforma migratoria exhaustiva.
"Quiero comenzar a trabajar este año y quiero que tanto los demócratas como los republicanos colaboren conmigo", dijo el presidente. Casi al otro lado del país, en Arizona, el equipo de baloncesto de la ciudad de Phoenix decidía saltar a la cancha con su nombre un poco modificado: Los Suns. Ganaron Los Suns 110-102.
La tarea será difícil, sobre todo por los comicios legislativos de noviembre
No es muy común que los dueños de los equipos deportivos se impliquen en asuntos políticos y menos tan controvertidos. Pero el propietario de los Phoenix Suns, Robert Sarver, ha querido con la iniciativa "honrar a nuestra comunidad latina y la diversidad de nuestra liga; al Estado de Arizona y a nuestra nación". La NBA apoyó la idea ante el segundo partido de las semifinales de la Conferencia Oeste. Y Obama la saludó efusivamente en su discurso.
No podía haber mejor jornada baloncestística. Ni mejor día para referirse a la emigración que en la tradicional recepción que organiza la Casa Blanca con ocasión del Cinco de Mayo. Obama aprovechó la plataforma que se le ofrecía en la noche del miércoles para arremeter contra la ley antiinmigrante firmada a finales de abril por la gobernadora de Arizona, Jan Brewer, y que, por primera vez en la historia de este país, permite a la policía detener y castigar a un ciudadano por el simple hecho de ser un inmigrante sin papeles. "No podemos discriminar a las personas por su aspecto, ni convertir a ciudadanos que respetan la ley o a inmigrantes que han cumplido a rajatabla las reglas, en objetos de sospecha y abuso", declaró un Obama serio. El compromiso del presidente llegaba después de la polémica desatada por una declaración suya, en el sentido de que quizá el Congreso no tenía "apetito" para enfrentar la reforma migratoria tras un año en el que se ha desgastado terriblemente con la aprobación de otra gran ley, la sanitaria.
Reconociendo que no va a ser una labor fácil -y menos en un año en el que se juegan muchos escaños en el Congreso en las elecciones de mitad de mandato de noviembre-, el presidente se mostró confiado en lograrlo e insistió en la necesidad de legalizar a los 10 millones de indocumentados que residen en el país.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 7 de mayo de 2010