"Por supuesto que podrá ir al despacho, no descarga mercancías en el puerto". El tono jocoso con el que el cirujano Laureano Molins López-Rodó contestó a una pregunta sobre el periodo de recuperación que requiere una cirugía torácica evidencia hasta qué punto los médicos salieron plenamente satisfechos de la operación quirúrgica.
Don Juan Carlos fue sometido a una intervención denominad toracotomía, que consiste en abrir la pared torácica, entre las costillas, para llegar al pulmón. Es diferente de la lobectomía, en la que se extirpan uno o más lóbulos (parte del órgano) y mucho más invasiva. En el caso del Monarca, el doctor Laureano Molins, jefe de cirugía torácica del centro y uno de los mayores expertos en España, extirpó el nódulo del pulmón derecho -de 19 por 12 milímetros, situado en la parte superior del órgano- y buena parte del tejido colindante.
Los análisis de anatomía patológica realizados durante el momento mismo de la intervención desecharon la presencia de células malignas lo que descarta en un 99% la palabra cáncer y, por tanto, posteriores tratamientos a base de radio o quimioterapia. Sin embargo, harán falta exámenes microbiológicos más precisos para acotar la patología y rechazar la presencia de células que pudiesen derivar en una neoplasia. Estos análisis inmediatos -mientras el paciente se encuentra en el quirófano- se realizan en todas las operaciones para así delimitar las áreas de tejido infectadas por células malignas y acotar las extirpaciones.
Este tipo de nódulos es común, en el 95% de los casos, en personas adictas al tabaco -"la causa-efecto es clara", subrayó el doctor Molins- y en su mayoría son de carácter maligno y derivan en neoplasias. No obstante, también pueden corresponder a secuelas de infecciones respiratorias, de ahí la inflamación de carácter granulomatoso.
La intervención consistió en una resección en cuña, es decir, extirpación del tejido que rodea el nódulo, y se prolongó durante dos horas y media. Tras la operación, Don Juan Carlos fue trasladado a la unidad de reanimación y, posteriormente, a una habitación individual.
Los médicos prevén que el Monarca pueda recibir el alta, como máximo, en cinco días y recupere su vida normal en dos semanas. A las ocho de la tarde de ayer, el centro hospitalario emitió un comunicado en el que destacó la rápida y positiva evolución del Rey, que ya había iniciado una dieta a base de líquidos. El hospital señaló que el curso postoperatorio mostraba una correcta "expansión pulmonar y una evolución cardiorespiratoria favorable".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 9 de mayo de 2010